¡Hola, Bienvenidos!

¡Hola amigos!


Os abro encantada las páginas de este blog. ¡Bienvenidos!

La cocina para mí es entretenimiento, un motivo para relajarme, expresarme, experimentar y hacer disfrutar a quienes prueban mi comida; incondicionales mi familia y amigos (siempre muy agradecidos), tengo motivos para poner pasión en cada uno de los platos que hago, ojalá logre transmitírosla.


Lo dedico a mi madre.

miércoles, 21 de diciembre de 2016

TARTA DE ALMENDRAS NAVIDEÑA





Ha llegado el momento de deciros hasta pronto, pues a este paso van cayendo recetas y no me voy hasta el año que viene, jajaja. Qué mejor que una despedida dulce, como me gustan a mí.

Entonemos un villancico juntos por un futuro amable, para que no haya dolor en el mundo, para que todos aprendamos a convivir con generosidad y respeto, esa sería la verdadera razón para fundamentar una ideología de vida. Desterremos los odios y la ingratitud, encendamos una luz de esperanza para la humanidad. Por favor, no esperemos a la Navidad para los buenos propósitos.

Nos vemos, si Dios quiere, a la vuelta de unos días. Pasadlo muy bien familia, amigos y seguidores.


Ingredientes:

- Hojaldre redondo de Lidl.
- Harina de maíz 30 g.
- Almendras picadas 125 g.
- Azúcar blanquilla 125 g.
- Huevos L, 4.
- Mantequilla derretida 100 g.
- Brandy 2 cdtas.
- Vainilla unas gotas.
- Almendras laminadas 40 g.
- Huevo batido para barnizar.

Elaboración:

Siguiendo las instrucciones del fabricante prepara el hojaldre horneado. Reserva.

Separa dos cucharadas de azúcar del total y reserva. Mezcla en un bol los huevos batidos, el azúcar, las almendras picadas, la harina de maíz, la mantequilla fundida y templada, el brandy y la esencia de vainilla. Integra batiendo hasta que quede una crema suave.

Vierte en el hojaldre horneado, reparte las dos cucharadas de azúcar reservadas y esparce las almendras laminadas. Pinta con huevo batido los bordes del hojaldre.



 




En el horno precalentado a 180 ⁰C, hornea media hora, más o menos, esperando que se dore la superficie y quede cuajada la crema.






Una receta dulce, muy fácil de hacer y muy rica.


Podéis consultar mi recetario, allí encontraréis recetas que os podrán servir de ayuda para vuestras comidas navideñas.



lunes, 19 de diciembre de 2016

PASTEL DE PORTOBELLOS




Los pasteles ya sean de verduras, de pescados o de carnes son muy apropiados para las fiestas, nos permiten hacerlos días anteriores y sacarlos un momento antes de llevarlos a la mesa.

He elegido éste en concreto de Portobellos acordándome de mi amiga Concha Cabello a quien todos sabemos le fascinan, a ella le dedico mi receta de hoy, en vísperas de Nochebuena.

No me olvido de aquellos que me han pedido una receta de primera para sorprender, fácil, aunque sea un pelín entretenida. Os merece la pena por su exquisito sabor, de eso sabe mucho Concha. No es cara, dados los productos en los que nos gastamos un dineral en estas fechas. Eso sí, un ratillo sí que nos llevará prepararla ¡no me digáis que no los perdemos en cosas con menos provecho! pero lo bueno es que podremos hacerlo cuando queramos, bien guardado, cualquier día que nos apetezca nos esperará "impaciente" a que lo sirvamos en nuestra mesa.


Ingredientes para el pastel:

- Portobellos 350 g.
- Nata 250 ml.
- Leche entera 250 ml.
- Puerro, grande, 1.
- Ajos, 2 dientes.
- Huevos L, 4.
- Caldo de carne en pastilla Knorr, 1.
- Aceite de oliva, 6 cdas.
- Pimienta blanca molida.
- Sal (si se precisa).



Ingredientes para la salsa:

- Champiñones Portobello 125 g.
- Zanahorias, 1.
- Cebolla ½.
- Harina 1 cda. rasa.
- Caldo de carne en pastilla Knorr, ¾.
- Nata, 4 cdas. soperas.
- Nuez moscada rallada 1 cdta.
- Brandy 1 cda. y ½.
- Aceite de oliva 4 cdas.
- Pimienta molida.
- Sal (si se precisa).


Elaboración del pastel:

 


Rehoga el ajo picado y cuando tome color añades el puerro también picado (no añadas sal) y lo sofríes. A continuación agregas los Portobellos lavados y troceados pequeños. Sofríe hasta que pierdan el agua. Desmenuza la pastilla de caldo y la integras, lo hará fácil con el calor. Retira del fuego y deja sobre un colador para que escurra el líquido sobrante.




Bate con varillas en un cuenco los huevos, incorpora la leche, la nata y salpimenta muy ligeramente. Añade la preparación de Portobellos. Mezcla.

Vierte en un molde de cake untado con mantequilla y espolvoreado de pan rallado.



En el horno, precalentado a 200 ⁰C, introduce el recipiente al baño María (agua caliente). Hornea una hora y media, más o menos, dependiendo de tu horno (de tostarse demasiado la superficie tapa con aluminio). Comprueba que la parte central está resistente al tacto, de estar aún reblandecida termínalo en el microondas unos minutos hasta que presente esa característica. Deja templar e introduce en el frigo, tapado. 

  

Elaboración de la salsa:

 
  


Rehoga la cebolla y la zanahoria picaditas, añade los hongos y sigue rehogando. Incorpora la harina y da vueltas en la sartén dos o tres minutos, con cuidado que no se agarre.






 





Añade entonces el caldo diluido en doscientos cincuenta ml. de agua caliente. Pon la ralladura de nuez moscada. 






A fuego medio, y por último, agrega la nata y el brandy cociendo un par de minutos.


  

Podrás servirlo del tiempo o caliente, según gustes, metiéndolo al microondas en el segundo caso. La salsa mejor calentarla. Corta porciones y salsea.

Puede ocurrir, es mi consejo, que una vez desmoldado nos suelte agua, es algo frecuente cuando trabajamos con setas y en general hongos. Mi consejo es que lo desmoldéis con tiempo y pongáis en los bordes de contacto con la bandeja papel de cocina para que éste absorba lo que le sobra, después lo retiráis.

Si ponéis el jamón, eso ha sido cosa improvisada, hacedlo en el último momento para que no desluzca al reblandecerse. Lo mismo, os apetece cambiarlo por unas láminas de Portobello a la plancha, quedará igual de bien ¿o no?


sábado, 17 de diciembre de 2016

FLAMENQUINES DE POLLO CON SALSA DE QUESO MANCHEGO Y MERMELADA




Pocas recetas más os podré dejar para propuestas navideñas, a pesar de que he querido complacer a amigos ¡siempre me pasa lo mismo! el tiempo se me echa encima sin darme cuenta. Intentaré subir alguna más, aunque para eso tendré que publicar más continuado.

He creído que por su sencillez en la elaboración, por lo económica, y porque puede dar de sí (cortados en rodajas, a manera de pincho, servidos como aperitivo) una receta apropiada, teniendo en cuenta que no habrá un niño que la rechace (me gusta pensar en los niños antes que en los mayores).

Os dejo un clásico con una salsa diferente y muy rica.




Ingredientes:

- Pechugas de pollo.
- Jamón serrano en lonchas.
- Rebozado común: harina, huevo batido y pan rallado.
- Aceite de oliva.
- Sal.




Salsa:

- Nata de cocinar.
- Queso manchego semicurado.
- Albahaca fresca.
- Pimienta negra molida.
- Mermelada de pimientos rojos a la mandarina.

Elaboración:

Prepara las pechugas abiertas para enrollar, de no saber o no querer hacerlo pide al carnicero que las abra para ello.

Espalma (aplasta, machaca) con un mazo la carne para hacerla más finita, con cuidado de no traspasarla y romperla. Sazona ligeramente.


 
  



Recubre con jamón.









 




Enrolla y reboza por este orden: harina, huevo batido y pan rallado. Vuelve a rebozar, ahora sólo por huevo y pan rallado.






Fríe a fuego moderado girando las piezas para que se hagan por todos lados (el aceite debe ser abundante, luego se filtra y puede servir para otros fritos). Retira a papel de cocina. Reserva al calor.

 



Prepara la salsa mezclando la nata, el queso rallado (cantidad al gusto, sin exagerar), la albahaca picada y la pimienta (no sales), ponla a fuego bajo y retira antes de que hierva, mezcla bien.





Calienta la mermelada.

Sirve con las dos salsas.

Mermelada de pimientos a la mandarina:

Ingredientes:

- Pimientos rojos de asar 1 kg.
- Azúcar blanquilla 375 g.
- Zumo de 2 mandarinas y ralladura.

Elaboración:
 


Lava, quita las semillas y los nervios a los pimientos, trocéalos en dados. Añade el zumo, la ralladura y el azúcar, revuelve y deja macerar una noche. Cuece cuarenta y cinco minutos, sin parar de mover (fuego medio) para que no se agarren. Deja templar, tritura y cuela. Lista para usar.






martes, 13 de diciembre de 2016

PALETA DE CERDO GLASEADA A LA NARANJA



El año pasado se me quedó en borradores y he pensado que ya es hora de publicarla, a este paso me la llevo para otro año, jajaja, así es que de hoy no pasa que "os la presente". No os entretengo mucho y os cuento que puede gustaros servirla esta Navidad por su originalidad y vistosidad, porque se puede tomar tanto fría como recién sacada del horno y en bocadillos queda muy rica igualmente.


Esta receta me la dieron hace tiempo y la habré hecho un par de veces, ninguna de ellas me he arrepentido.

Ingredientes:

- Paleta de cerdo en una pieza 1 Kg.
- Cebollas 1.
- Zanahorias 1-2.
- Apio 2 ramitas.
- Tomillo unas hojas.
- Laurel 2 hojas.
- Badianas o anís estrellado 6.
- Mermelada de naranja dulce 2 cdas.
- Azúcar moreno 3 cdas. soperas.
- Kumquats 6-8.
- Pimienta negra molida.
- Sal.

Elaboración:

 
  

Limpia de grasas la paleta, encórdala y ponla en una cacerola con la cebolla, las zanahorias, el apio, el tomillo, el laurel, la pimienta y dos badianas. Salpimenta. Cubre con agua y cuece media hora a fuego medio. Deja que enfríe dentro.





 




Saca la carne, retira la cuerda y hazle unos cortes superficiales cruzados, separados entre sí.








 




En un cacito calienta la mermelada con el azúcar. Unta la carne con ella y pon encima los kumquats y el resto de las badianas.






Lleva la paleta a una bandeja de horno. Con el horno precalentado dora a 200 ⁰C alrededor de veinte minutos. Sirve después de reposar. Corta con un buen cuchillo en láminas finas.


Si quieres una guarnición para servir en caliente puedes hervir patatas y zanahorias troceadas en el caldo de la cocción.



jueves, 8 de diciembre de 2016

GALLETAS ARBOLITO DE NAVIDAD



¡Y llegó el momento esperado! Ya luce en su lugar mi nuevo horno ¡y lo he estrenado!

Ahora con cautela, y poquito a poco a ver qué me hace, jajaja.

Estas galletas las soñé, muchas veces sueño mis recetas y luego cuando estoy levantada me acuerdo de la mitad... ¡ay, si pudiera repetirlo!

Aunque las cantidades, es obvio que no, a eso no llego jjj. Pero sí una bonita forma, un toque diferente que haga que algo sea especial.

No tenía muy claro el tema tinturas pues luego con el horneado se podrían desvirtuar, incluso pensé si serían aptas para consumir. Quise una oportunidad y me puse con ellas. Pienso que os van a gustar y como lo mejor de todo esto es lo fáciles que son de hacer os propongo a tooooooooodos (no se me vaya a escapar nadie) una hornada de arbolitos.

Ingredientes:

- Harina normal 180 g.
- Yemas L, 2.
- Azúcar 100 g.
- Mantequilla a temperatura ambiente 100 g.
- Levadura Royal 1 cdta.
- Sal fina ¼ cdta.
- Colorante alimentario marca Wilton, verde Kelly ⅔ cdta.
- Fun Cakes, Metallic Gold, "o sease" de esas bolitas que se comen, doradas, que vienen en botes como los de las especias.
- Molde de árbol de Navidad (imprescindeison).

Elaboración:

Lo primero será batir la mantequilla con el azúcar (ahí me enredé un poco pues ni con varillas ni con el brazo de cuchillas podía integrarlos bien, así es que no hay nada mejor que un buen batido a mano, por mucho que cueste). La mezcla debe quedar esponjosa.

Después integramos una a una las yemas (entre la adición de una y otra hay que hacer desaparecer totalmente la anterior).

En un bol amplio pondremos tamizadas la harina, la sal y la levadura, mezclándolas. Volcamos el preparado de la mantequilla en el centro ( abrimos un hueco) e incorporamos amasando lo mínimo.

 
  


Agregamos el colorante y lo distribuimos bien. Hacemos una bola con la masa. La envolvemos en film y la ponemos en el frigo un par de horas.







 
  

La extendemos con el rodillo entre dos papeles de horno (cojo porciones de la masa y mientras las voy cortando dejo el resto en el frigo). Damos ½ cm. aprox. de grosor. Con el molde vamos formando las galletas. Ya formadas clavamos ligeramente las bolitas doradas.





Precalentamos el horno a 180 ⁰C, las horneo en la bandeja sobre papel parafinado 10-12 minutos.

 



  
Las ponemos sobre una rejilla a medida que las vamos sacando del horno.







 





¡Y ya las tenéis listas! En una caja metálica duran y duran como decía un conejito de la tele.









lunes, 5 de diciembre de 2016

TRUFAS DE CHOCOLATE BLANCO AL LIMONCELLO



Estamos acostumbrados a las trufas de chocolate negro, no tanto a las de blanco. No sé deciros si me gustan más unas que otras, pues desde que descubrí la combinación del blanco con limón lo dudo. Total, que una negra y otra blanca, el caso es no quedarse sin probarlas en Navidad, o cuando se antojen.


Esta receta la tengo guardada en borradores hace tiempo y he pensado que es una buena oportunidad ponérosla ahora.

No os quedéis sin hacerlas porque son vicio total ¡qué peligro! jjj.


 


Ingredientes.

- Chocolate blanco especial fundir 300 g.
- Nata 35% materia grasa 100 ml.
- Limoncello 2 cdas soperas.
- Ralladura de ½ limón.




Elaboración:

Funde el chocolate, troceado, en un bol puesto al baño María o al microondas a intervalos muy cortos removiendo entre medias (el chocolate blanco tiene mucha facilidad de quemarse).

Pon la nata a calentar y al primer hervor retira e incorpora el chocolate fundido. Mezcla muy bien. Incorpora la ralladura y el limoncello integrando ambos al preparado.

Introduce en el frigorífico dos, tres horas o hasta que la pasta esté lo suficientemente dura para moldearlas.


Haz bolitas parejas y colócalas en moldes de papel. Conserva en frío. Si las quieres muy frías déjalas en el congelador.



jueves, 1 de diciembre de 2016

TRES APERITIVOS PARA NAVIDAD





Hoy no me extiendo, queridos seguidores y amigos, que no ando muy bien de tiempo. Últimamente estoy publicando sin ritmo, os pido disculpas. Habrá veces que pueda hacerlo más de continuo y otras me demoraré un poco, pienso que mientras pueda estar un ratillo con vosotros lo doy por bien empleado.

Y ahora paso a explicaros tres recetas que no lo son, son más bien ideas para Navidad, diferentes y resultonas.

Flores de morcilla de arroz


La primera se trata de cortar rodajas, no muy finas, de una buena morcilla de arroz. Sofreírlas en una base de aceite de oliva por ambos lados, sin tostar demasiado. Pasarlas a papel absorbente. Colocar las rodajas en un plato a modo de pétalos dejando el centro libre, en el que pondremos tomate frito casero. A modo de tallo con sus hojas colocar una ramita de perejil. Os quedará una bonita flor que adornará vuestra mesa navideña poniéndolas estratégicamente situadas.

Trucha marinada al enebro



La segunda es una trucha marinada al estilo del salmón, con toque diferente.

Compra una trucha hermosa. Pide al pescadero que te limpie la trucha y retire la raspa central.  Lávala y sécala. Mezcla sal y azúcar en proporción de dos de sal por una de azúcar, añade a esta mezcla bayas de enebro machacadas. La cantidad de ingredientes irá en base a que quede bien cubierta la trucha. En un recipiente con bordes altos y que se ajuste a la medida más o menos del pescado, cubre el fondo con una capa de la mezcla, encima coloca la trucha doblada y rellena su interior con una capa fina del preparado, tapa el pescado totalmente. Pon un lienzo o paño encima y peso (yo uso brick de litro) alrededor de cuatro kilos. Mete en la nevera de cuatro a seis días, según te guste. Retira la mayor parte de la sal y la enjuagas lavándola bajo el grifo, después seca con papel de cocina. Envuelve en film y la pones en el congelador un par de días.

Espera a que esté semidescongelada, momento que aprovecharás para hacer cortes limpios con ella, láminas lo más parejas posibles con un cuchillo bien afilado tipo jamonero.  Colócalas en un táper cubriendo con aceite de girasol, piel de limón sin blanco y más bayas de enebro machacadas (optativo, añades eneldo seco).

Deja reposar en el frigo varios días y ya podrás disfrutar de esta trucha con aromas a gin-tónic. Mucha parafernalia, pero lo mejor es que no nos obliga a cocinar. Merece la pena.

Otra sugerencia de presentación sería sobre tostaditas acompañadas de jamón ibérico. (foto del encabezado)

Tostas de crema de Cabrales y fresas




Por último, y con menos pasos que seguir, unas tostas de crema de Cabrales y fresas maceradas en azúcar. Compra la crema, que las hay muy buenas en el mercado. Tuesta unas rebanadas de pan finitas, extiende una capa de crema y adorna por encima con unas láminas de fresa, que has tenido un rato macerando en azúcar. Exprime unas gotas de lima por encima de las fresas. Sirve frías.


viernes, 25 de noviembre de 2016

BISCUIT GLACÉ DE CHIRIMOYA CON SALSA DE RON MONTERO






Sí, ya lo sé, que sin huevos no, jajaja. ¿Dónde se ha visto un biscuit glacé sin ellos? ¡pues en este blog!  Sabéis que no suelo ser muy dogmática con mis recetas y hoy ha tocado prescindir de lo más básico,  puede ser que de paso este delicioso postre les sirva a aquellas personas que tienen algún problema al tomarlos.

En él se combinan dos ingredientes, ambos de la ciudad de Motril: la chirimoya y el ron Montero.

Qué decir de la fruta, que desde hace años se cultiva en una tierra óptima y con el clima apropiado para ello. Merece especial mención el ron que se fabrica aquí, reconocido a nivel mundial por su calidad extraordinaria. Dos productos de primera unidos para disfrutar a lo grande.

Mis amigos me dijeron que era una pasada. No os quedéis sin probarlo. Será un postre para recordar.

Dedicada a mis amigos Javier y Pele.


 

Ingredientes:

- Leche desnatada 200 ml.
- Nata para montar 200 ml.
- Pulpa de chirimoya 300 g.
- Gelatina neutra 6 hojas.
- Azúcar glas 2 cdas, soperas.
- Láminas de bizcocho con nueces o cualquier fruto seco.




Para la salsa de ron Montero:

- Azúcar blanquilla  80 mg.
- Agua 4 cdas. soperas.
- Ron Montero 6-7 cdas. soperas.
- Mantequilla sin sal 30 mg.
- Nata semi-montada 2 cdas. soperas

Elaboración:

Hidrata la gelatina en agua fría. Calienta la leche con el azúcar y después disuelve la gelatina escurrida de agua. Extrae la pulpa de la chirimoya, quita los huesos y tritura. Bate la nata hasta montarla (no añadas más azúcar).  Une la leche con la pulpa de la fruta, bate para que se integre bien. Por último añade la nata, suavemente para no bajar demasiado el preparado.

Cubre el fondo de un molde de cakes con papel de horno engrasado con mantequilla, por ambas caras y unta ligeramente las paredes con la misma.

Vierte la mezcla en el molde y cubre por encima con láminas de bizcocho cortadas con un centímetro de grosor aproximadamente.




Tapa con papel film y guarda en el congelador hasta el día siguiente.

Saca del congelador, desmolda (pasa un cuchillo de hoja ancha por los laterales del molde).


 


Elaboración de la salsa: Haz un caramelo dorado con el azúcar y el agua. Retira del fuego y con mucho cuidado, para evitar salpicaduras, añade la mantequilla blanda y el ron. Lleva al fuego y cuece al mínimo removiendo hasta que espese. Deja enfriar, mezcla después con la nata y disuélvela perfectamente. Lista para usar.





Derrama salsa prudentemente por encima. Sirve, después de unos diez minutos, cortando porciones y bañando con más salsa al gusto.


jueves, 24 de noviembre de 2016

ELEGÍA



Supe que no nos quedaba mucho tiempo. Él también lo sabía. Me mandaba señales que no quise entender y sin embargo me empeñaba en verlo feliz y ardiente día tras día, pidiendo alguno más al calendario.

Cuando todo estaba preparado, con la ilusión lógica que provoca una tarea bien hecha y avocando por un milagro que siempre me ofreció, me asaltaban las dudas ante la posibilidad de culminarla, de que se desvanecería mi deseo. Los minutos se hacían horas esperando, a pesar de mis anhelos, temiendo que se produjese el desencanto, un fracaso irremediable y en especial una sensación grande de tirar la toalla para no volverlo a intentar nunca más.

Dos últimas oportunidades que concluyeron desechadas, a pesar de que tuve que reclamar la ayuda de "sus hermanos".

Hubo que desistir, en contra de mis sentimientos, con todas las vivencias que hemos compartido ¡Cómo supimos calentarnos en el frío invierno...! ¡Si yo os contara cómo, juntos, ardíamos en el verano! así era, que tanta fogosidad se hacía dueña de nuestra estancia, sobrando cualquier prenda.

​Le di todo el tiempo del mundo hasta que éste también dejó de importar.​

Muchos años a mi lado aceptó lo que le entregaba sin quejas y me lo devolvía espléndido, radiante, con sus mejores galas. Le gustaba dejarme admirada.

Sentí que aquel calor que necesitaba en cada uno de nuestros encuentros se iba yendo paso a paso, aún de poner todo mi empeño en mantenerlo. 

Pero lo que supondría el final entre los dos llegó por la resistencia, que fue en varias ocasiones la mano negra que enturbió la relación, que se interponía una y otra vez, insistente, indolente, muy, muy fría. Todo estaba perdido.

Y se fue, como se van las palomas arrojadas por el hombre hacia lugares más lejanos, esas que ya nadie quiere, símbolos de la paz muertos, ahora ratas voladoras.

Me despedí de él sin querer mirarlo de frente, temiendo un impulso que me hiciera lanzar un grito de desesperación, con una necesidad imperiosa de amarrarlo para no decirle adiós definitivamente. ¡Sabio él que se marcha para llevarse mi sabiduría!

Se iría todo digno, pero derrotado. Lo que tenía claro es que no tardaría en sustituirlo por otro, eso era algo que siempre tuve en mente ¡qué frivolidad! Me había acostumbrado a amarlo y sabía que no iba a poder pasar mucho tiempo sin un nuevo compañero, que hasta incluso lo superase, al que me tendría que ir adaptando para aprender poco a poco a manejarlo ¡manipuladora!




Dedico esta entrada a todos los cocineros-as del mundo que no pueden vivir sin su horno. A mis queridos compañeros con especial cariño.

¡¡¡Esta es la historia de mi horno, no me penséis mal!!!

Explicándome:

Las dos últimas oportunidades se refieren a dos bizcochos que terminaron irremediablemente en la basura a causa del fallo de las resistencias.

El tiempo que le di se refiere a cuando el temporizador perdió su utilidad, me quedé con él en la mano.

"Los hermanos" son otros electrodomésticos de los que me ayudo en la cocina, los menores de mi apreciado horno.


Lo demás, creo, que está claro.