¡Hola, Bienvenidos!

¡Hola amigos!


Os abro encantada las páginas de este blog. ¡Bienvenidos!

La cocina para mí es entretenimiento, un motivo para relajarme, expresarme, experimentar y hacer disfrutar a quienes prueban mi comida; incondicionales mi familia y amigos (siempre muy agradecidos), tengo motivos para poner pasión en cada uno de los platos que hago, ojalá logre transmitírosla.


Lo dedico a mi madre.

viernes, 31 de enero de 2014

GAMBAS CON GABARDINA



¿Qué es una gabardina? pues una prenda que nos ponemos encima de la ropa los días de lluvia y que por descontado es fina, no se trata de un abrigo de pelo del Pirineo, ni de un enguatado... Esto os lo explico antes que nada, porque estamos acostumbrados a tomar "gabardinas" en las cuales no encontramos las gambas, todo es un buñuelo. Eso pasa también con los calamares a la romana (no fritos), algunas veces nos han puesto unos calamares que parecían una goma elástica rodeada de masa, que al morderlos como no tengamos cuidado nos pega un latigazo en la boca y nos llevamos un susto, como si el calamar nos diera una bofetada por morderlo, jejeje. Yo no digo que estén malos, ¡qué va! también tienen su punto y más aún si les han sabido dar el toque de sabor adecuado.

Hoy os traigo unas gambas blancas "pequeñas", fallo mío, que yo me incluyo en el sector fallos, pero buenísimas y que se van a vestir con la gabardina finita, como Dios manda, bueno, otro día os traigo la manera más "buñueril" para los que las prefieren así.

Un saludo cariñoso para nuestra Andalucía Occidental, que allí las bordan.


Ingredientes:


Dependiendo de la cantidad de gambas que queráis hacer ajustad las cantidades del preparado. Yo he hecho muy poquitas, y para ellas he necesitado:

- Gambas 300 g.
- Harina normal 2 cdas. soperas.
- Levadura química 1 cdta. colmada.
- Azafrán unas hebras.
- Colorante alimentario 1 cdta.
- Sal ½ cdta.
- Agua templada 1 vasito pequeño.
- Aceite de oliva abundante (freír en sartén pequeña y honda para ahorrar aceite).



Elaboración:


 



En un bol ponemos la harina, la levadura, la sal y el azafrán (más para dar sabor). Mezclamos bien.






 




Añadimos el colorante y el agua poco a poco y batimos con energía. Unimos bien y dejamos reposar en el frigorífico un par de horas.





 





Mientras, pelamos las gambas dejándoles la cáscara del último tramo junto a la cola (cola incluida).




 





Pasado el tiempo de reposo de la masa,
vamos cogiéndolas de la cola de una en una y sumergiéndolas en la masa.







Con el aceite caliente las iremos friendo de pocas en pocas y como enseguida hay que sacarlas no os he podido dejar fotos de la fritura, creo que no es necesario. Dejad que escurran, si tuvieran exceso de aceite, sobre papel absorbente de cocina y llevadlas corriendo a la mesa.



miércoles, 29 de enero de 2014

ALBÓNDIGAS DE BACALAO EN SOPA



De nuevo una receta de mi madre y de mi abuela Elisa.

Me he vuelto loca rebuscando entre mis papeles la receta que hoy os traigo, más que nada para comprobar que no faltaba ni sobraba ningún ingrediente, pues el proceso de elaboración me lo sé al dedillo.

Como no he encontrado la receta por ningún sitio y no teniendo con quién consultarla, me aventuro a pasárosla tal como yo la recuerdo y la he hecho siempre. No le pongo pegas, pues está muy, pero que muy buena y como no tengo otra opción seguiré haciéndola de esta manera.





Ingredientes para las albóndigas:


- Bacalao desalado 80 g. (limpio de pieles y espinas).
- Pan del día anterior 200 g.
- Huevo 1 tamaño L.
- Ajos 2 dientes.
- Perejil un manojo.
- Harina.
- Aceite de oliva.




Ingredientes para la sopa:


- Cebolla ½.
- Ajos 3 dientes.
- Laurel 1 hoja.
- Pimienta en grano.
- Perejil un manojito.
- Las pieles y espinas del bacalao.
- Colorante alimentario amarillo.
- Huevo 1 tamaño L.
- Zumo de 1 limón (pequeño).
- Sal (si es necesaria).

Elaboración:





Comenzamos poniendo una cacerola al fuego con agua, aproximadamente dos litros, en ella echamos a cocer la cebolla, los ajos, el laurel, la pimienta y el perejil.

Desmenuzamos el bacalao. Las pieles y espinas, las ponemos a cocer en la cacerola con los demás ingredientes.







Para la masa de albóndigas: Batimos un huevo y añadimos los ajos y el perejil picaditos.









Incorporamos el bacalao desmenuzado y el pan remojado y estrujado, sin añadir sal, mezclamos bien.










Damos forma a las albóndigas y las pasamos por harina.












Las freímos en el aceite.










Colamos el caldo después de que la cebolla y el ajo se hayan reblandecido.

Echamos las albóndigas en el caldo y dejamos cocer veinte minutos a fuego medio. Probamos de sal.










Separamos la yema de la clara del huevo. La clara la echamos al caldo de las albóndigas esparciéndola con un tenedor para que forme hebras. Apagamos el fuego.






En la yema batida, incorporamos poco a poco el zumo de limón, mezclando. Iremos diluyendo poco a poco con caldo de las albóndigas, no muy caliente para que no se nos corte la yema, uniendo al final en la cacerola. Ya no se debe calentar pues corre riesgo de cortarse.



Servimos enseguida y disfrutamos de una maravillosa sopa y como dicen por mi tierra "por una copla".





lunes, 27 de enero de 2014

MENESTRA SENCILLA








Por culpa de esa lucha perpetua que llevamos las madres para conseguir que nuestros hijos quieran la verdura nos vemos siempre enfrascados en discusiones que alteran la paz familiar.

Me he preguntado a veces el porqué es una cosa prácticamente común en los niños y adolescentes rechazar la verdura por sistema. Aunque la pongamos con "sus mejores galas" siempre es un no. Acabamos aburriéndonos y dejándolos por imposibles... batallas perdidas al fin y al cabo con ellos. Siempre insistiendo y con la esperanza de que tal vez en la próxima nos la admitan.

No desistimos y la verdura siempre está en nuestra mesa, cocinada o cruda, mañana y noche, siendo al final comida por los mismos... los adultos, acompañada por la susodicha y manida frase: "¡Prúebala, haz el favor! lo mismo hoy te gusta, ¡mira le he puesto jamoncito!"

Tengo que admirar a aquellas madres y padres que han conseguido que a sus hijos les gusten desde pequeños, sin que haya habido castigos ejemplares y riñas a diario que alteran los nervios del más templado. Por ellos rompo una lanza. Después de toda esta teoría verduril me convenzo de que hay que ser adulto para que guste la verdura... mi duda está en si siendo adultos sigue sin gustar... ¿será que parecen adultos y no lo son? y "el niño" que se ha dejado la barba y el bigote, nos mira como diciendo: "¿No pretenderás que me coma esta hierba?"



 

Ingredientes:



- Judías verdes 150 g.
- Zanahorias 3.
- Calabacín 1.
- Guisantes 1 lata.
- Cebolla 1.
- Setas cultivadas 6 ó 7.
- Alcachofas en conserva 6.
- Aceite de oliva 4 cdas.
- Pimienta molida (opcional),
- Sal.




Elaboración:

 




Cortamos la verdura como se muestra en la foto, quitando la piel a las zanahorias:







Cocemos la verdura cortada en agua hirviendo y salpimentada por este orden: 1º Judías verdes, 2º a los diez minutos de estar cociendo incorporamos la zanahoria, 3º diez minutos después echamos el calabacín que lo tendremos cinco minutos. El total de cocción para toda la verdura será de veinticinco minutos (todo depende de la calidad de la verdura). Quedará al dente, si queremos dejarla más tiempo alargar diez minutos más la cocción.




 


En una sartén pochamos la cebolla cortada menuda, con un poco de sal. Sobre la cebolla pochada ponemos las setas a rehogar con un poco de sal y cuando pierdan el agua (hacedlas a fuego fuerte, para que no agüen el aceite) incorporamos las alcachofas y las sofreímos un poco.










Escurrimos perfectamente las verduras en un colador y las unimos en la sartén con las setas y alcachofas, mezclamos con cuidado sin romperlas y en los últimos tres minutos antes de servir añadimos los guisantes.


sábado, 25 de enero de 2014

CALABACINES RELLENOS







¿De qué rellenamos el calabacín? ¡Madre mía de todo lo habido y por haber! y siempre sabe muy rico. Pocas personas dicen que no les gusta... salvo algunos (la mayoría) de los pequeñajos, que esos sí que dan la lata cuando aparece "lo verde", si no le hemos quitado la piel, o lo "blanducho", con la piel quitada. Pero esas son historias que todas las madres conocemos de memoria. Ahora hablamos de los adultos: ¿qué tal unos calabacines rellenos de carne y jamón serrano con puré de patatas al queso por encima?



Ingredientes:



- Calabacines medianos 2.
- Puré de patatas Maggi.
- Carne picada cerdo y ternera al 50 %.
- Jamón serrano unos daditos.
- Queso rallado.
- Cebolla 1.
- Aceite de oliva.
- Pimienta molida.
- Sal.



Elaboración:


 



Lavamos los calabacines, los cortamos en trozos grandes y regulares y los vaciamos de su pulpa, la parte de semillas y algo más.







Los blanqueamos en agua hirviendo ligeramente salada tres-cuatro minutos o los ponemos en el microondas el mismo tiempo (preferible que queden al dente). Si los hemos blanqueado los dejamos escurrir. Quitamos el agua si los hacemos en el microondas.

 



Sofreímos la cebolla cortada menuda y después ponemos la carne y el jamón con ella unos minutos, añadimos la pulpa de los calabacines troceada y sazonamos con sal y pimienta dejando que se hagan conjuntamente.




 

 

Preparamos un puré siguiendo las instrucciones del fabricante, pero con menos líquidos (reducir leche y agua). Le mezclamos el queso rallado y unimos bien, la proporción la ponemos según nuestro gusto, como el tipo de queso.


 




Rellenamos con la farsa de carne y cubrimos con el puré sirviéndonos de una manga pastelera de boca rizada. Si nos sobró puré adornamos el plato con unas florecitas del mismo.

Metemos en el horno quince-veinte minutos a 180 ºC.




Servimos calientes.



jueves, 23 de enero de 2014

ALITAS DE POLLO EN SALSA BARBACOA






Ha sido todo un acierto empezar a cocinar las alitas, antes de tantas versiones actuales siempre iban a parar a los caldos. No sé si le habrán hecho algún monumento al que decidió un buen día pasarlas por aceite bien caliente y ponerlas tostaditas con un poco de sal gruesa por encima. A los niños les encantan y hasta dejan los huesos repelados.

Os traigo hoy una manera de prepararlas, ya muy extendida, pero a la que cada uno le da su particular toque. Podréis hacerlas fritas en aceite de oliva, a la plancha o al horno. Elegid a vuestro gusto.

Entre otras cosas, me he animado a traer esta receta para daros a conocer una miel diferente, la de aguacate, que muy generosamente nos ha regalado Domingo Pretel, es un matiz distinto para mejorar el sabor de las alitas.


 

Ingredientes:




- Alitas 500 g.
- Ajos 2 dientes.
- Pimentón de la Vera 1 cda. sopera.
- Ketchup 1 cda. sopera.
- Salsa brava 1 cda. sopera
- Miel 1 cda. sopera.
- Vinagre de Módena 1 cda. sopera.
- Zumo de limón ½.




Elaboración:


Limpiamos las alitas de plumillas, si las traen,  las lavamos y secamos con papel de cocina. Las separamos cortando por la articulación.

Las ponemos en un bol y les picamos los ajos. Añadimos el pimentón, el ketchup y la salsa brava y mezclamos bien. A continuación incorporamos el zumo de limón, la miel y el vinagre, impregnando bien las alitas. Dejamos macerar mínimo dos horas.


Yo las he metido en el horno a temperatura media-alta y las he dejado dorar untadas con aceite de oliva. Si preferís freírlas en sartén, poned bastante aceite para que las cubra y cuando esté bien caliente echadlas dentro habiéndolas previamente secado con papel de cocina. Y si queréis ponerlas a la plancha, esperad a que la plancha esté en su máxima temperatura con un poco de aceite de oliva, retiráis parte de su maceración, que iréis agregando conforme se vaya consumiendo y girándolas para que se hagan por los dos lados. En ambos casos las apartáis cuando estén doradas. Les irán bien unas escamas de sal Maldon.

 

martes, 21 de enero de 2014

BARRITAS DE PAN TIPO GRISSINI






No es nada complicado hacernos con unas barritas de pan para aperitivos. Seguid mis consejos paso a paso y veréis como os dejan sorprendidos. Sin duda, mejor que cualquier palito que nos venden, uniendo a ésto la satisfacción de haberlos hecho nosotros. Con estos mismos ingredientes  y la misma elaboración otro día os traeré los picos, que tan de moda se han puesto por temas de guardar la línea, cosa que yo no puedo garantizar.

Los grissini auténticos son extralargos, por eso un tanto incómodos, yo los he acortado, dejo a vuestro gusto el darles la largura que queráis.

Esta receta la tomé en parte de C. Bretherton, adaptándola a mi gusto.



 

Ingredientes:



- Harina de fuerza para pan blanco 425 g y algo más para enharinar.
- Levadura seca 2 ½ cdtas.
- Sal 2 cdtas.
- Azúcar 1 cda.
- Agua.
- Aceite de oliva virgen extra (AOVE) 2 cdas.
- Semillas de sésamo.





Elaboración:

 



En un bol pequeño ponemos 4 cucharadas de agua templada y disolvemos en ella la levadura, dejamos reservada.





En un bol grande echamos la harina, el azúcar y la sal. Mezclamos. Unimos la levadura (que disolvimos en agua), 250 ml. más de agua templada y el aceite. Mezclamos primero con una cuchara de madera y después volcamos sobre la encimera ligeramente enharinada. La masa ha quedado un poco pegajosa, pero no debéis añadir más harina, untaros las manos con un poco de harina y trabajarla haciéndola rodar y plegándola sobre sí misma. En cinco minutos se habrá vuelto elástica y más fácil de manejar.


Redondeamos y cubrimos sobre la misma encimera con un trapo humedecido. Dejamos que repose cinco minutos.



 



Destapamos y amasamos cinco minutos más. Redondeamos y la metemos en el horno dentro de un bol tapada de nuevo con el trapo, con la mínima temperatura que podamos dar. Dejamos levar durante 2 horas.



 


Sacamos del horno y la llevamos a la mesa de trabajo enharinada, dejamos descansar 20 minutos y a continuación iremos formando las barritas haciéndolas rodar y estirar para darles la forma. Si queréis ser más precisos con los tamaños pesad las porciones, con 60 g. cada una y un centímetro de grosor estará bien, yo no las he pesado con lo cual unas han quedado más cortas que otras, pero creo que hace bonito.

 



Encendemos el horno a 220 ºC y espolvoreamos con harina la bandeja.

Colocamos las barritas, manteniéndolas un poco distanciadas y una vez colocadas las mojamos con agua ayudados de un pincel de cocina. Echamos abundante sésamo sobre ellas y las llevamos al horno aproximadamente durante quince  minutos, hasta que se doren. Orear.




Pasados unos minutos ya podéis consumirlas.




Me han pedido ayuda los chic@s de Cocipedia, necesitan seguidores para conseguir una buena calificación en un proyecto para sus estudios universitarios.

En vuestras manos lo dejo.