¡Hola, Bienvenidos!

¡Hola amigos!


Os abro encantada las páginas de este blog. ¡Bienvenidos!

La cocina para mí es entretenimiento, un motivo para relajarme, expresarme, experimentar y hacer disfrutar a quienes prueban mi comida; incondicionales mi familia y amigos (siempre muy agradecidos), tengo motivos para poner pasión en cada uno de los platos que hago, ojalá logre transmitírosla.


Lo dedico a mi madre.

viernes, 27 de marzo de 2020

LASAÑA BLANCA DE QUESO Y SETAS VARIADAS












Mientras escribo me evado. Buena terapia e inofensiva. 

II  Me he propuesto caminar todos los días al menos una hora. Siempre me gustó andar por mi terruño, y ahora, más que nunca me lo pide el cuerpo. En cayendo la tarde, cierro la puerta de casa y traspongo a Los Gañanes ¡No habéis visto este lugar! ¡ni lo soñáis! Ahí viven los mejores silencios, el canto de las aves, el olor de los lirios y de la tierra... el recuerdo de los míos.

Al anochecer el cielo se torna violeta, y es solo aquí. No sé que mágica idea tuvo quien lo diseñó de esta manera. Si te alejas cien metros dejas de verlo. El efecto que produce este color cautiva y retiene la respiración permitiéndote al fin exhalar un suspiro. Aquí quisiera morir, que descansara mi cuerpo y que mi último aliento se uniera al cosmos para decir adiós, me voy feliz . Os lo cuento a vosotros que sé que me creéis. Y porque lo haréis con todo lo que me queda por relataros.

No suelo tropezar con nadie, a las cinco de la tarde los pocos habitantes de El Sauco se disponen a cenar. A veces he coincidido con alguno de ellos, siempre varones, que aprietan el paso al verme, dejando el surco de sus alpargatas en el suelo terroso. Un leve levantamiento de cabeza y un saludo convencional con la mano para salir airosos del encuentro, no tan fortuito. Me conocen y saben que a esas horas me dirijo hacia el sur.

Caminando abstraída no vi acercarse a una prudencial distancia al perro de Gregorio Luján. Siempre me han gustado los canes, pero  este es especial. De bonita estampa no tiene nada, que diría mi madre estar contrahecho, sin embargo sé que me aprecia, el sentimiento es mutuo y lo sabe. Nada más percibir mi silueta ha corrido a buscarme y en la algarabía propia del encuentro casi hace aterrizar mis huesos en la hojarasca. Gregorio lo ha conminado a gritos para que me dejara en paz. En no haciendo caso ha levantado su bastón de madera para golpear al chucho, lo que yo he impedido poniéndome en medio. Habrá visto tal furia en mis ojos que se ha detenido como un alfeñique, pelele irrisorio.

·-o0o-·

¡A ver qué os parece la lasaña que os traigo hoy! La pasta la compré en Lidl uno de esos días que traen productos de Italia. Nunca sabes si saldrán bien, porque no tienes referencias y también puede pasar que no hayas sabido usarlas. Estas placas no necesitan remojo y se cocina la lasaña en el horno con su salsa, respetando los tiempos que indica el envase. A mí me encantaron, de hecho fui a buscarlas en un par de ocasiones y no las encontré. Son cosas que traen puntualmente.

No os doy medidas pues depende de cómo queráis hacerla de tamaño. No es más que aumentar placas y demás ingredientes según los que vayáis a comer.

Ingredientes:

- Placas de lasaña.
- Setas surtidas.
- Cebolla ½.
- Ajos 2.
- Queso Philadelphia, para 500 ml de leche 200 g.
- Bechamel con Maizena. Seguid las indicaciones del fabricante (para 250 ml de leche 15 g de Maizena...)
- Queso blanco de cabra, especial fundir.
- Perejil fresco.
- Pimienta blanca molida.
- Nuez moscada.
- Aceite de oliva.
- Sal.

Elaboración:

Corta menuda la cebolla y la rehogas con el ajo picado. Añade las setas, condimenta con sal y pimienta. Espolvorea el perejil.

Bate el queso con parte de la leche.

Diluye en el resto la Maizena.



Une las dos preparaciones y llevas al fuego hasta que espese. Sazona un poco y agrega la nuez moscada rallada.

Añade unas cuantas cucharadas de la salsa a las setas rehogadas y mezcla.



Ve montando capas en una fuente de horno. Primero una finita de bechamel, luego placas, después setas y así sucesivamente. La última capa debe ser de bechamel, es indiferente que hayas terminado con placas o con setas.

Pon las lonchas de queso y perejil picado.




Sigue las instrucciones del paquete para hornear. Gratina antes de servir.





viernes, 20 de marzo de 2020

PAQUETES DE CARNE PICADA EN SALSA








I No lejos de mi tierra añeja, vetusta y desolada dicen que existe un lugar de luces y ruidos.

Yo... nunca salí de aquí, ni ganas he tenido de hacerlo en cincuenta años. No me preguntéis las razones de mi empecinamiento. Alguna vez he querido pararme a pensarlo y de forma inmediata he cambiado a otros menesteres, como si el hecho me impeliera a emprender un viaje que me quiero ahorrar a toda costa.

Mi vida hoy se reduce a mínimos, y no echo de menos nada. A veces, por no faltar a la verdad, sí que me hubiera gustado tener una varita mágica. No de las que leíamos en los cuentos de nuestra infancia, objeto imprescindible de magos poderosos y de hadas bellísimas  ¡Que no! ¡Que no es de esas! A ver cómo os lo explico ¡Por Dios que me pierdo!... Y escribo "Dios" con mayúsculas, pese a quien le pese, que parece que somos unos apestados si le colocamos el nombre propio. A esto hemos llegado. No lloro, porque todo lo que tenía que llorar ya lo he hecho. ¿Veis mis ojos que no responden al llanto? por su cuenta se maceraron y curtieron en mi particular despensa de los sentidos.

¿Qué poderes debería poseer la varita que añora mi mano, castigada por la incipiente artritis como la mano de la costurera? De disponer de ella os diré que no quiero levantar palacios de cristal, ni convertir a nadie en un asno (no por faltas de ganas), ni tan siquiera darle guapura a la poco agraciada y amor al caballero desdeñado... habría que releer cuento por cuento para recordar todo lo que una varita puede arreglar en la vida de los personajes salidos de la mente del cuentista.

Mientras me alejo de las últimas casas del pueblo, y en dirección al puente viejo, voy meditando sobre el pasado. El viento está empeñado en arrancarme el pañuelo que llevo medio sujeto al cuello, entablamos un pulso feroz y al final opto por meterlo en el bolsillo de mi abrigo.

En días de marzo el viento que baja de los montes es potente y frío en este lugar, hay que abrigarse si no quieres coger un buen resfriado, y si necesitas que te atienda un galeno has de montar un número colosal, trasladarse a buscarlo llevaría un par de horas de camino ¡Y si lo encuentras! El servicio de salud está muy limitado por estas tierras, así que no queda más que arrebujarse en las pellizas para prevenir la enfermedad.





No me vais a decir que no a estos paquetes de carne picada, porque están que se salen de la pantalla. Y si me probáis la salsa no os vais a desilusionar, usando una frase muy común de las redes: "preparad pan" que hay mucho barquito que echar dentro 😂😂😂

Es una receta antigua pero que no pierde actualidad. Si os ponéis con ella ya veréis que os suplirá bastante, no sale muy cara. Además no hay un niño que se niegue a comerlos (si surge algún "pero" trituráis la verdura y "santas pascuas".

Se convertirá en un plato de fiesta cada día que digáis de hacerlos.

Se acompañan muy bien con patatas, arroz o pasta.


Ingredientes:

Para los paquetes:

- Carne picada mixta, 800 g.
- Pan remojado, 200 g.
- Huevos, 2.
- Vino Montilla, 1 vasito.
- Cebolla en polvo, 2 cdas.
- Ajo en polvo, 2 cdas.
- Perejil, abundante.
- Pimienta molida.
- Sal.

Para freírlos:

- Harina.
- Aceite de oliva

Para la salsa:

- Pan, dos rebanadas.
- Almendras, un puñado.
- Ajos, 2.
- Cebolla, ½.
- Pimiento rojo, un trozo.
- Caldo de pollo, un litro y medio.
- Aceite de oliva.

Elaboración:

Prepara los paquetes con los ingredientes arriba citados, remojando el pan y estrujando para quitar el exceso de agua, desmenuza en migas. Mezcla bien. Proporciona la cantidad para hacerlos del mismo peso, más o menos.

Pasa por harina y fríe.


   

Coloca sobre papel de cocina.



Calienta el caldo y sumérgelos. Deja cocer a fuego medio. Si no han quedado cubiertos puedes añadir más caldo o agua hasta cubrirlos.

En el aceite que ha sobrado fríe el pan y las almendras. Aparta una vez dorados y tritura en la batidora con caldo de la cocción. Incorpora a la cacerola.

Retira parte del aceite y deja el preciso para freír los ajos, cebolla y pimiento, cortados menudos. Agrega a la cacerola. Deja cocer hasta el punto de salsa.



Sirve decorando con alguna rama verde.







viernes, 13 de marzo de 2020

GUISO DE ALUBIAS CON SETAS






  
Y al caer la noche surgen de las sombras brujas con manzanas envenenadas, vienen portadas en cestas florales y envueltas en sedas ¡Y son brujas de las de verdad! Que las he oído hablar de cariño comprometido y puro. No se pueden llamar amigas, aunque  son de lágrima fácil, porque bajo ropajes obscenos, a su pesar, se averiguan los palos de sus escobas.

A la sombra de "los tilos" la vida te enseña a no soñar. De cada movimiento del universo hay que aprender, somos humanos... pero os juro que no aprendemos.

¿Podrán dormir en paz quienes trajeron el veneno a mi vida? Solo el que descansa tranquilo es porque cree que las brujas vienen de fuera, que no les tocan, que no anidan en su ser. Y yo me pregunto sobre el sentido de la culpa ¿llegarán a tenerla si me ven agonizar?

-o0o-

En esto me entretengo a ratos, amig@s. A veces me visitan las musas, jjj.

Doy un salto cualitativo y os dejo hoy una de legumbres y setas. Me había encasquillado en recetas dulces.

Es necesario comer legumbres, para mí no son un castigo, todo lo contrario me gustan. Tampoco me hace muy feliz añadir carnes ni grasas poco saludables, por eso ideo otras maneras de hacerlas sabrosas y sanas.

Hoy os propongo un guiso muy rico que si os animáis a preparar algún día de éstos lo vais a tener que repetir, porque de verdad que no necesitan ningún "adorno" extra.

Añado que se hacen en un santiamén, respetando sus tiempos de sofrito y cocción. He optado por usar conserva porque a veces el tiempo no es lo que nos sobra, también puede ser que la noche anterior no hayamos caído en ponerlas a remojo. Siendo de buena calidad es lo más cómodo.

Cualquier día es momento de poner nuestras legumbres, ya haga frío o calor. ¿Os animáis con éstas?

Ingredientes:

- Judiones en conserva, un tarro.
- Cebolla ½.
- Ajos, 4 dientes.
- Zanahoria, 1.
- Pimientos rojo, verde y amarillo, un trozo de cada uno.
- Tomate frito, 4 cdas.
- Harina, 1 cda.
- Caldo de pollo, carne o vegetal 1 litro.
- Setas del tiempo.
- Pimienta negra molida.
- Perejil.
- Aceite de oliva virgen extra, 4 cdas.
- Sal.

Elaboración:

Sofríe 3 de los ajos, después añade la cebolla y la zanahoria, todo cortado pequeño.

Incorpora después los pimientos en daditos.

Cuando hayan ablandado rehoga la harina un minuto.

Agrega el tomate y cubre con el caldo de pollo.

Vuelca las alubias escurridas y lavadas.


En una sartén dora ligeramente, en un par de cdas de aceite el otro ajo picado. Incorpora enseguida las setas troceadas. Saltea añadiendo un poco de sal.

Integra en el guiso. Cuece diez, quince minutos.


Sirve con perejil o cebollino picados.





viernes, 6 de marzo de 2020

BARQUILLOS RELLENOS DE CREMA PASTELERA



  


Hoy toca tradición, porque nos alejamos mucho de nuestras raíces, empujados por corrientes modernas, la mayoría de las veces importadas de otros lugares del mundo, y que se imponen a los "manidos dulces" de toda la vida.

Quería dejar un recuerdo bonito de este clásico confitero. Le ha tocado a los barquillos, pero han podido ser otros dulces que igualmente llevan en su mayor parte un componente tan versátil como es la crema pastelera, en menor o mayor cantidad.

He elegido estos pasteles en recuerdo de un día especial, con amigos, de momentos vividos en los que se hace necesaria una frase que no llenan las palabras... Una tarde de café, de infusiones, de hasta una copita de anís desperdigada.

Era un día soleado, pero en las calles el frío crujía a media tarde. Allí, en ese lugar donde nos encontrábamos el ambiente estaba caldeado, tal vez fuera porque la gente se agolpaba para coger una mesita deseando sentarse tranquilamente a conversar. ¡Y cómo no! de paso aliviar los estómagos con un "caldo" caliente, o para calentar.

Nos sentimos atraídos por el olor a azúcar, a chocolate, a almíbares... diría que el aire había sido sustituido por esas esencias porque era lo que se respiraba y percibíamos.

Los expositores de aquella cafetería-pastelería lucían desafiantes, provocativos, insinuando sus encantos mientras los ojos de los clientes escrutaban qué y cuántos dulces se iban a meter entre pecho y espalda, en un barullo tal que a empujones no conseguías llegar a ser visible. Al fin pudimos ser atendidas por aquella muchacha que no daba abasto con tanto lío.

A Carmen, se le antojaron los barquillos que acabaron ocupando nuestra mesa de cinco almas.

Después de hablar sobre cosas divinas y humanas, tratando de ejercer el arte de la amistad, salió a relucir la crema pastelera y mi compromiso de pasar a las páginas de este blog una receta sencilla y perfecta para hacerla y no fallar. Por eso se la dedico a ella, que sin pensarlo, ni quererlo, hoy ve escrito su nombre aquí. Agradezco a Carmen su generosidad, que de eso sabe muchísimo.

Y por descontado para mis amigos seguidores a quienes lanzo un beso. Gracias por seguirme.




Ingredientes:

- Azúcar, 80 g.
- Maizena, 40 g.
- Huevos enteros L, 2.
- Leche entera, 400 ml.
- Aroma de vainilla, 1 cdta.
- Ralladura de limón, 1 cdta.





Elaboración:

En un cuenco bate ligeramente los huevos y mezcla con la vainilla, el azúcar y la Maizena.


En un cazo pon la leche a calentar con la ralladura de limón (yo se la dejo, pero si prefieres retírala colando una vez que rompa a hervir). Después viertes la leche sobre la primera preparación, poco a poco y removiendo con energía para diluir grumos.

Devuelve al cazo la mezcla y la pones nuevamente al fuego (medio-bajo).

Con varillas manuales remueve rápido y de manera constante hasta que espese la crema. ¡Haz musculitos! Cuanto más hayas removido la crema, el resultado será más fino y brillante.




Ya terminada, vuelca en un recipiente o plato asegurándote que no cree costra, para eso cubre con film la superficie al ras.

Podrás usarla en cuanto esté tibia.



Para utilizar la crema me he decantado por unos barquillos, para los que he necesitado hojaldre con mantequilla (mejor rectangular), un huevo batido para pincelar y azúcar glas. Serán necesarios unos moldes especiales de metal para formar y hornear (es muy fácil encontrarlos en cualquier ferretería).

Debes cortar tiras de igual ancho y largo, e ir colocándolas alrededor del molde cónico desde la punta hacia el extremo ancho, montando ligeramente.



Pincela con el huevo batido e introduces en el horno previamente calentado a 200 °C, alrededor de 15 minutos (usa papel vegetal para ponerlos en la bandeja).  Deja enfriar y rellena con la crema, si lo haces con manga pastelera será más cómodo. Espolvorea azúcar glas ¡y listo!

No habrás comido nunca unos barquillos iguales. Ya me contarás.