¡Mirad lo bonitas que quedan!
Es tan fácil de hacer que no necesita receta. Ni tampoco un
paso a paso. Al menos os dejaré alguna fotillo y unas instrucciones para que os
quede así de bien. Un poquitín de matemáticas y de lógica 👌👌👌
Será imprescindible que os hagáis con un paquete de
gelatina, mejor Royal, de arándanos en este caso. Lo habitual es que sigamos
las instrucciones del fabricante en las que disolvemos el contenido completo
del sobre en agua.
Para conseguir este acabado vamos a proceder a dividir el
contenido del sobre. La primera mitad la haréis tal como os indica el paquete,
reduciendo las cantidades correspondientes de agua a la mitad. Por lo tanto,
mitad de polvos, mitad de agua.
Escoged un molde mediano, o varios más pequeños, según os
guste.
Cuando hayáis hecho la gelatina (la normal) la echáis en el
fondo del molde (de ser varios, distribuir proporcionando). Meter en el
frigorífico. Pasadas un par de horas comprobáis que se ha solidificado
prácticamente, es el momento justo para clavar sin hundir los arándanos, lo preciso
para que no se muevan. De no haber cuajado esperáis una hora más.
Si son vasitos, uno por cada.
En la siguiente preparación vamos a sustituir el agua por
nata 35%. El proceso es el mismo: calentar la nata, disolver los polvos
perfectamente, retirar del fuego y añadir el resto de la nata fría. Mezclar muy
bien.
Volcad encima de la gelatina y dejad que solidifique en el
frigorífico, al menos tres horas.
Para desmoldar pasáis un cuchillo de hoja roma alrededor de
la pannacotta con cuidado de no estropearla. De no salir fácilmente, mojáis los
moldes un par de segundos en agua caliente.
Eso es todo, más fácil hacerlo que explicarlo. Como siempre
la literatura se extiende a sus anchas, jajaja.
Los ingredientes que vais a necesitar para cinco vasitos,
tamaño flaneras son:
- Gelatina de arándanos Royal, 1 sobre.
- Agua 500 ml para medio sobre.
- Nata 35% 400 ml (he reducido la cantidad).
- Arándanos frescos, un puñadito.