El día comenzó muy oscuro y poco a poco
se irían abriendo las nubes mostrando un sol brillante e implacable. Manuel no
pudo esperar al sol y había salido de casa cuando los nublos cubrían su cabeza.
Amenazaba tormenta y una leve brisa hacía que nada estuviese totalmente quieto.
Se arrebujó en su pelliza, frunciendo el ceño, y con sus ojos grises a medio
cerrar, miró al horizonte en donde se adivinaban destellos intermitentes de
luz.
El pronóstico del tiempo estaba cerca de
cumplirse, Brasero había de nuevo acertado. -Me gusta este chico-, pensó para
sus adentros, es jovial y fiable.
Mientras se acercaba a su trabajo aceleraba los pasos para no verse sorprendido
por la lluvia. Justo cuando salía por la puerta de casa había echado en falta
el paraguas, retrocediendo en el umbral. Afortunadamente lo cogió en la
antecámara, aunque se quedó un poco extrañado de que estuviera envuelto en un
papel de regalo -cosas de su primorosa esposa- Antoñita es amante de los
detalles hasta lo más increíble. No quiero que se entere nadie, pensaba Manuel,
pero... ¿no le ha hecho una puntilla al orinal del abuelo? ¿y unas fundas a las
cucharas? ¿y a las gallinas? a las gallinas les ha puesto volantillos en las
patas de distintos colores para identificarlas ¡parece que se le está yendo la
olla! ¡Si yo contara!
Sumido en sus pensamientos, se fue adentrando en el pueblo, tomó la plaza (no
la conquistó, xD) y después, la callejuela lateral de la iglesia, para llegar
hasta la carpintería, su trabajo. De pronto oyó sobre su cabeza un torrente de
agua que descargaba con potencia, sin más aviso. -¡Me empapo! de aquí no salgo
seco, fijo-. La lluvia empezó a caer y corriendo todo lo que pudo, sacó el
paraguas de la bolsa donde lo había echado. Al pronto y en segundos pensó que
estaba más blando de lo normal, pero ni siquiera tuvo tiempo para mirar, quitó
el papel de regalo y esgrimió sobre su cabeza un alargado y rígido ¡¡¡brazo de
gitano!!! justo cuando sus compañeros de trabajo salían a mirar qué era ese
chaparrón inusitado.
Ni el mismísimo Cid el Campeador se vio tan bien armado. Aquel incidente lo
recuerdan en el pueblo, "sin muchos cachondeos", a todo el mundo le
puede pasar, jajaja.
Otro día os cuento qué hacía allí el
brazo.
Os recuerdo que faltan dos días para cerrar el sorteo. Aún hay quien no me ha dejado su correo o no se ha hecho seguidor. Mientras, iré adjudicándoos vuestro número en la misma entrada del sorteo.
Ingredientes:
Para el bizcocho:
-
Huevos 5.
-
Harina de repostería 1 cda.
-
Azúcar 150 g.
-
Cacao en polvo 5 cdas.
-
Mantequilla para untar el papel de horno.
Para la crema de naranja:
-
Huevos 3.
-
Azúcar 220 g.
-
Zumo de naranja natural 150 ml.
-
Ralladura de 1 naranja no tratada.
-
Mantequilla a temperatura ambiente 120 g..
Para la cobertura:
-
Crocanti de almendra.
-
Adornos al gusto.
Elaboración
del bizcocho, o plancha:
Batir las yemas con cincuenta gramos del
azúcar, hasta blanquear. Tamizar los ingredientes secos y mezclar con el batido
de yemas, sin agitar.
Batir las claras a punto de nieve y un
pellizquito de sal fina. Ya firmes, echar el resto del azúcar y batir un poco
más para unir.
Mezclar ambas preparaciones en dos veces,
envolviendo.
En una bandeja de horno de aprox. 36 x 26
extender sobre papel de horno enmantequillado y nivelar la superficie.
Introducir en el horno precalentado a 200
ºC. Cocer 10-12 minutos en la parte media-baja.
Volcar del revés, sobre un paño húmedo,
desprender el papel de horno y enrollar junto con el paño. Reservar.
Elaboración
de la crema de naranjas:
Batir el azúcar con las yemas (guardar
las claras para otra preparación). Añadir la ralladura. Mezclar bien con el
zumo, diluyendo. Poner en un cazo al fuego, a medio gas, y sin parar de mover
para que no hierva y se corten las yemas, dejamos que se espese. Añadimos la
mantequilla disolviéndola y retiramos. Dejamos que enfríe.
Montaje del brazo:
Desenrollamos la plancha de bizcocho y la
colocamos sobre papel de horno, untamos con la crema de naranjas y enrollamos
suavemente (hay que tener mucho cuidado porque la crema es blanda) giramos
presionando lo justo, ayudándonos del papel para facilitarnos la tarea.
Guardamos en el frigorífico un par de horas.
Quitamos el papel y lo hacemos rodar
sobre el crocanti, debe quedar totalmente cubierto. Recortamos los extremos que
siempre quedan regular. Adornamos a nuestro gusto. Yo he adornado con guindas
verdes y bombones hechos con chocolate de cobertura.
No esperéis un relleno compacto, es una crema suave y fluida, esto es lo que hace que sea un poco más especial.
Dedicado a mis mejores amigas con las que pasé una tarde inolvidable degustando este dulce.